Siguiendo uno de los temas que ya se han publicado en este blog, voy a contar como yo me enganché al carnaval de Cádiz.
Soy sevillana de nacimiento hija de sevillana y onubense, pero con alma gitana. Aunque mi madre me cuenta que ella oía carnaval, no fue entonces cuando yo lo sentí, es más, no recuerdo nada de eso en mi casa. Pero a los 14 años, en el carnaval del 95, yo iba con una amiga algunas tardes a ver entrenar a un grupo de futuros toreros a la Escuela Taurina de Camas, entonces un día me dijo que me iba a poner una cosa que había grabado del carnaval, fueron dos cuplés de la comparsa El Brujo de Antonio Martínez Ares, el primero dedicado a Jesulín de Ubrique por ser pregonero y el segundo al matrimonio de Ortega Cano y Rocío Jurado, fue entonces cuando después del estribillo ya sentí que aquello no iba a poder dejar de escucharlo nunca, aunque escuchando a Martínez Ares cualquiera podría enamorarse del carnaval.
Desde entonces no me he perdido ninguna final como mínimo y con el paso de los años y gracias también a que en la facultad mi mejor amigo fue un gaditano carnavalero (mi Cai), fui aprendiendo todo lo que se aprende de carnaval, el resto no se aprende, se vive y se siente.
Sólo hace tres que voy allí a vivirlo entre sus calles y sus gente, en su ambiente, donde se debe vivir el carnaval y donde es su sitio por derecho que este, y desde el primer día supe que nunca faltaré un Febrero (si la salud acompaña).
Y como tant@s aficionad@s disfruto lo que puedo en las galas veraniegas contando los días para el próximo carnaval.
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